El agua, un servicio vital que no valoramos
Ernesto Sitamul
Ernesto Sitamul
Cuando
escasea o es irregular el servicio de agua potable, la gente se queja contra la
municipalidad, y cuando el agua llega en abundancia a las casas, entonces
resulta que la malgastamos, la desperdiciamos, sin tomar conciencia de su importancia
en nuestra vida familiar y comunitaria, aparte que los usuarios no pagamos el valor
real de ese servicio.
La
producción y distribución de agua potable tiene un costo –que tiende a
incrementarse- por encima de lo que una
comuna recauda por ese concepto. En unos municipios, como la capital, los
usuarios pagan según rangos de consumo, mientras que en otros, como
Jocotenango, el pago conlleva una tarifa fija, aunque diferenciada. Aquí hay
vecinos que pagan Q.5 al mes y otros Q.25, mientras que en Pastores hay dos cuotas,
Q.10 y Q.20 mensual, según el consumo. Mientras que en Santa Catarina Barahona la
tarifa es de Q.1, monto que ni siquiera cubre el costo de administración, y
cuando el alcalde Eliud González quiso aumentar la tarifa a Q.3, un grupo de
opositores levantó a la población en su contra. En La Antigua Guatemala, el
costo mensual es de Q.40 para quienes tienen contrato de ¾ de paja de agua.
Entre
costos del servicio de agua potable y recaudación existe un desequilibrio
económico, que debe cubrir el gobierno municipal, lo que grava la
disponibilidad de ingresos propios, haciendo más notoria la dependencia
financiera respecto de los aportes del gobierno central.
Además, las
comunas deben soportar morosidad de los usuarios del agua potable, razón por la
cual éstas se ven obligadas a emitir acuerdos de exoneración de multas y
recargos, como ocurrió recientemente en el municipio La Esperanza,
Quetzaltenango, donde la municipalidad reportó que el 70% de los usuarios está
en mora[1]. Por
cierto, esta comuna tuvo la valentía de incrementar el canon de agua mensual,
de Q.15 a Q.25, a partir de enero de 2013. Ese mismo año, la municipalidad de
Ciudad Vieja, Sacatepéquez, comenzó a cobrar por exceso en el consumo mensual,
para reducir la brecha entre gastos e ingresos por este concepto; lo mismo hizo
Pastores.
La falta
de valoración social –la pobreza me dirán algunos- del servicio de agua potable llega al extremo
que en La Esperanza hay usuarios con 10 años de morosidad, inclusive. A julio de 2014, la deuda por este concepto ascendía a Q953 mil 945. En el año 2005, los
morosos le debían a Empagua, según reportó elPeriódico (14-12-2005).
El costo de producir agua
El costo
de producir agua potable se ha elevado porque en la actualidad se trata
principalmente de agua subterránea que se debe extraer por medio de bombas que
funcionan a base de energía eléctrica. Por ejemplo, en el caso de Jocotenango,
Sacatepéquez, la comuna paga mensualmente Q.400 mil para que funcionen 14 pozos[2].
El costo
total del agua[3]
incluye aspectos económicos, sociales y ambientales. Y el costo económico tiene externalidades,
que son los efectos positivos o negativos. El valor del agua es el que la gente
está dispuesta a pagar por ese bien. “Para que el agua sea utilizada
sosteniblemente, su costo total debe ser igual a su valor total (equilibrio económico)”
Empagua
ha establecido cinco rangos de consumo: el primero, de 1 a 20 metros cúbicos.
El segundo: de 21 a 40 metros cúbicos. El tercero de 41 a 60 metros cúbicos. El
cuarto de 61 120 metros cúbicos. El quinto, de 121 metros cúbicos en adelante,
según la web de la municipalidad capitalina. Y agrega que los consumidores en
el primer rango tienen un costo de Q 1.12 por metro cúbico. En cambio, los
usuarios situados en el quinto rango (mayor de 121 metros cúbicos) tienen un
costo de Q 5.60 por metro cúbico.
Los
responsables financieros de las comunas han recibido capacitación para hacer
eficientes sus mecanismos de cobro; por ello, resulta inexplicable
–técnicamente-, que se presente la morosidad, como el caso de La Esperanza, y
peor aún, el de la capital, donde el gobierno municipal cuenta con toda la
tecnología y se caracteriza por la aplicación de la ley.
Con esta
ineficiencia administrativa en el cobro de tasas, muy poco les servirá a los gobiernos
locales contar con un Código Tributario Municipal moderno, cuyo instrumento
figura entre las prioridades de la Comisión de Asuntos Municipales del Congreso
de la República.
Joya del
Chucabay, Xocotenango, 28 de julio de 2014.