El futuro del Comude de Antigua Guatemala
La llegada de una nueva corporación
municipal a partir del 15 de enero de 2016, genera ilusiones y esperanzas a los
dirigentes más activos de las organizaciones de base, como los consejos
comunitarios de desarrollo, en parte, cansados por la crisis política interna
que ha vivido esa comuna en los últimos cuatro años.
Después de múltiples gestiones de
organizaciones de sociedad civil y de Cocodes, al fin, el gobierno municipal,
encabezado por el alcalde en funciones Edgar Ruiz Paredes, formalizó la
integración del Consejo Municipal de Desarrollo (Comude) hacia finales de 2014,
y la primera sesión se llevó a cabo en enero del año siguiente.
Los primeros pasos de este Comude han sido
intrascendentes. En primer lugar, por la falta de logística en la convocatoria
y la agenda. Esta última no ha sido nada participativa, y posiblemente por esta
razón ha carecido de contenido; en segundo lugar, las divergencias entre el
alcalde, como coordinador del Comude, y la concejal primero han consumido
valioso tiempo en las sesiones, y, en tercer lugar, los dirigentes comunitarios
han sido “tocados” por los pleitos internos de la comuna, lo que posiblemente
ha impedido la unidad y tener una sola vocería para demandar la solución a
diversos problemas vitales en todo el municipio.
La llegada de un nuevo concejo edil
suscita expectativas favorables para fortalecer la participación ciudadana en
el Consejo Municipal de Desarrollo, considerado el espacio público desde donde
se deben realizar una planificación participativa del desarrollo local. Por
cierto, la alcaldesa electa ha declarado
y reiterado en los medios de comunicación que habrá de trabajar de la
mano con las organizaciones comunitarias. Y, coincidiendo con el cambio de autoridades
municipales, tengo conocimiento que se consolida la coordinación entre
dirigentes de Cocodes, lo que favorecerá el funcionamiento del Comude y la
gobernabilidad local.
Los casi 110 millones de quetzales del
presupuesto anual de ingresos y egresos no son suficientes para resolver
problemas de la magnitud del colector sur de la ciudad, o la sustitución de
todo el drenaje sanitario, e incluso, la construcción de la planta de
tratamiento de aguas residuales, pero sí creo en que una administración financiera
eficiente y transparente, permitirá afrontar con éxitos esos desafíos.
Los Cocodes están llamados a contribuir
con la gobernabilidad financiera del municipio, entendiendo que los recursos de
inversión no alcanzan para financiar todos los proyectos comunitarios, por lo
cual es necesario que se sometan a criterios de priorización. En este sentido,
me parecía atinadísimo que los Cocodes hubieran priorizado los proyectos de
agua, para ejecutar con fondos propios municipales en 2016.
Desde que vislumbré la posibilidad de
instalar el Comude, comenté que sería lamentable trasladar a éste los
conflictos internos de la corporación municipal. Como consecuencia de esta
situación, los Cocodes no tuvieron la capacidad de incidir para incluir proyectos
propios en las inversiones del sistema de consejos de desarrollo para el
ejercicio fiscal 2016.
Ahora los Cocodes deben poner sus ojos en
2017, pero no deben olvidar que las comunas tienen cuentas pendientes en la
construcción de plantas de tratamiento de aguas negras, lo que de no hacerse
continuará agravando la creciente contaminación del medio ambiente, que afecta
directamente la calidad de vida de los vecinos.
Los retos para el nuevo gobierno edil y
para el Comude son grandes, pero si se trabaja con sentido común, la
experiencia puede ser positiva, más aún, si las acciones de ambas instituciones
contribuyen al bienestar de la población.
Desde el Hato, a los 30 días de septiembre
de 2015.