Cultura de legalidad y
respeto al derecho ajeno
Ernesto Sitamul
Ernesto Sitamul
El
pasado 13 de febrero, Luis Melgar Carrillo publicó en gazeta.gt (publicación
guatemalteca en internet) un interesante artículo titulado El respeto al
derecho ajeno, el cual me motiva a reflexionar sobre la cultura de legalidad;
es decir, cultura de respeto a las normas jurídicas, que han de servir para
garantizar la convivencia pacífica y civilizada de los pueblos. Porque cuando
no hay cultura de legalidad, entonces se impone la ley del más fuerte, la ley
del poderoso, y entonces no hay justicia. Nuestra Constitución establece que
todos somos iguales ante la ley, pero si se impone la ley del más fuerte, de
ninguna manera, podemos ser tratados como iguales.
Melgar
Carrillo menciona un ejemplo sencillo para comprender el respeto a las normas,
y se refiere a los cambios de conducta pública que asumen los migrantes
latinoamericanos en Estados Unidos de América.
“A los pocos días de llegar a la tierra
del Tío Sam, un paisano deja de tirar basura en las calles. Cruza el semáforo
con precaución.
No se arriesga a pintar rótulos en las
casas y tiene mucho cuidado de no escandalizar con su música a altas horas de
la noche.
A pocas horas de haber cruzado la
frontera, pareciera que este nuevo indocumentado se civilizó, como por arte de
magia”.
A
este respecto he expresado que los migrantes o viajeros temporales a Estados
Unidos cambian de chip al nomás ingresar a ese país; algo funciona en la mente
de estos individuos que, como afirma Melgar Carrillo, olvidan su pasado,
convirtiéndose en fieles seguidores de las normas sociales y del Estado de
derecho, y agrega que “Lo triste es que cuando esa persona trasformada por el
rigor de las leyes norteamericanas, regresa a su lugar de origen, casi
instantáneamente vuelve a sus viejos hábitos. Su falta de respeto vuelve a
aparecer como por encanto, como si lo aprendido se le hubiera borrado de la
memoria”.
¿Cuál es la diferencia?
Dice
Melgar Padilla que en aquel país las leyes se hacen cumplir. Allá “No valen
ruegos, sobornos ni esfuerzos”, mientras que en países como Guatemala es común
que el conductor de vehículo se pase el semáforo en rojo, o se estacione en
sitio prohibido, porque tiene alta probabilidad de que no se le aplique la ley,
o que, en caso de ser cachado, el asunto pueda arreglarse de forma ilícita.
Lo
grave de esta conducta contra la sana convivencia es que mucha gente la mira
como algo normal, así como el Presidente J. Morales, considera que la
corrupción es algo normal en Guatemala, en entrevista de Univisión.
En
mi opinión, cuando se aplica la ley, sin importar quién sea el infractor, se
construye cultura de legalidad, y cuando la aplicación de la ley es lo normal
en la judicatura, entonces el infractor tiene certeza de castigo, haciendo
posible un cambio de conducta a favor del respeto a la ley y al derecho de otras
personas.
Antigua
Guatemala, 22 de febrero de 2019.