Los candidatos a alcalde en Antigua
En Guatemala, a partir de la crisis
política de 2015, que provocó la caída del gobierno del Partido Patriota[1],
se acuñó la frase “nueva política”, para diferenciarse de la política que se
practicaba antes de ese año. Sin embargo, nada puede cambiar de romplón.
Transitar hacia una nueva práctica política conlleva cambios constitucionales,
legales, culturales y educativos.
Foto de Moisés Castillo, tomada de Google. |
El presente enfoque sobre la nueva
política está dedicado a la política local, es decir prácticas políticas y
ejercicio del poder en los gobiernos municipales. La proximidad territorial y
la cercanía territorial permite la posibilidad de una interacción productiva entre
gobernantes (municipalidad) y gobernados (vecinos del municipio), que
trascienda en la gobernabilidad y el desarrollo de los distintos sectores del
municipio, bajo el imperativo de respeto a la Constitución y las leyes
ordinarias.
La diferencia entre la vieja política
y la nueva política, no es tan sencillo como partir un pastel en dos partes.
Tampoco, todo lo anterior a 2015 es parte de la vieja política, ni todos los
partidos surgidos después de ese año encarnan necesariamente el concepto
general de nueva política.
En mi opinión, la nueva política debe caracterizarse
por i) introducir un componente ético a las prácticas políticas; ii) los
dirigentes deben ser coherentes (entre el discurso y la acción); iii) tener
identidad partidaria (no transfuguismo local); iv) dispuesto a ser transparente
y rendir cuentas a la ciudadanía (en campaña electoral, dar a conocer monto de
sus gastos y quiénes son sus financistas); v) dispuesto a promover la sana
competencia para ser candidato (democracia interna, no candidatos a dedo); vi)
promover la equidad de género en los gobiernos ediles; vii) orientar la oferta
de campaña en planes y programas, no en regalitos, entre otros puntos.
Durante la actual campaña electoral,
Acción Ciudadana ha promovido la Iniciativa Ciudadana 3de3, que consiste en que
los candidatos a alcalde, de manera voluntaria, presenten sus declaraciones: a)
patrimonial, b) de intereses, y c) fiscal, y subirlas al sitio web, pero en el
caso de Antigua Guatemala, a la fecha, solo los candidatos Juan Manuel Asturias, del comité cívico Cambio, y Renato Marroquín, del partido Valor,
han cumplido con esa solicitud. No es una acción legal, sino un acto de buena
fe y compromiso para combatir desdela base social, el flagelo de la corrupción
y la impunidad. ¿Por qué los 16 candidatos restantes se hacen los “locos”?
***
Un año después de la crisis política,
María del Carmen Aceña publicó en la página del Centro de Investigaciones
Económicas Nacionales[2]
(22-02-2016) un artículo donde describe algunas de las prácticas que
caracterizan a la vieja política: “En general la vieja política se caracteriza
por: Poca transparencia en la ejecución, transa en las decisiones, nexos con
grupos oscuros, sucesión de cargos a parientes, contrataciones de personas
afines sin calidades, poca fidelidad al partido –tránsfugas–, obras
sobrevaloradas y sin sentido, negocios personales con fondos públicos,
populismo y clientelismo político. Adicionalmente engaño, promesas vacías,
despilfarro y poco respeto a la ley. Uso de recursos públicos para hacer
campaña y enriquecimiento personal en vez del bienestar de todos”.
***
La tecnología también aparece como un
factor identitario de la nueva política, según el artículo de Ignacio Urquizú,
publicado en el diario español El País[3]
(17-12-2015), que permite hacer una diferencia generacional entre los mayores y
menores de 55 años de edad, para ver la política ibérica; mientras los mayores
miran con buenos ojos el bipartidismo entre el PP y el PSOE, los menores
simpatizan con el multipartidismo. La vieja política se asocia con el pasado;
en el caso español con los últimos 40 años, mientras que la nueva política
inspira el futuro de la sociedad. A esas dos generaciones, “La socióloga Belén
Barreiro (citada por Urquizú) las ha bautizado como los analógicos frente a los
digitales”.
De acuerdo con el artículo del diario
español “La nueva sociedad del futuro es la que define lo que es la nueva
política. Son ciudadanos más informados, más formados y más exigentes”. La
sociedad guatemalteca no es ajena a este fenómeno, aunque deben experimentar
una reducción de la brecha digital, y al mismo tiempo hacer frente a la
desinformación y la publicación de mentiras en las redes sociales.
***
En el marco de una nueva política, los candidatos a concejal
que logren una casilla, según el Método de Representación Proporcional de
Minorías (partidos y comités cívicos) deben convertirse en activos y
permanentes intermediarios entre la comunidad y el gobierno municipal. Los
llamados concejales de oposición deben conservar los principios y valores de
sus organizaciones, teniendo en cuenta el bien común de la población, y no “vender
su alma al diablo”, cuando ya están en la macolla del poder municipal.
CONCLUSIONES
*Dejemos claro: la transformación de la vieja política a la
nueva política es parte de un proceso complejo, que conlleva reformas
constitucionales y legales, con fuerte apoyo de la ciudadanía.
*Se necesita una política pública de formación y capacitación
para crear un soporte social a las reformas, que garanticen respeto al Estado
de Derecho, donde la transparencia, la probidad, el mérito, la idoneidad, la
democracia, el pluralismo de ideas, sean elementos esenciales de la práctica
política en los distintos niveles de la organización de la sociedad.
*El uso racional de la tecnología está haciendo una importante
contribución a la difusión de ideas y, por tanto, de la democracia.
Antigua Guatemala, 2 de junio de 2019.
[1] La
crisis comenzó el 15 de abril de 2015, cuando investigaciones del Ministerio
Público y la Comisión Internacional Contra la Corrupción en Guatemala,
revelaron escandalosos casos de corrupción que involucraban al Presidente y a
la Vicepresidente, Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti, quienes debieron
renunciar ante la presión social.
[2] https://cien.org.gt/index.php/de-la-vieja-a-la-nueva-politica/
[3] https://elpais.com/elpais/2015/12/15/opinion/1450175451_928271.html