EL SECRETISMO ES SIGNO DE MAL GOBIERNO

La transparencia es parte de un gobierno

Ernesto Sitamul

El expresidente del Congreso de la República, Alan Rodríguez, cerró su mandato de dos años con una maniobra o desliz. En lugar de apoyar los esfuerzos por la transparencia en la administración pública, se puso en el extremo del ocultamiento y secretismo en la toma de decisiones, supuestamente consensuadas y aprobadas por la junta directiva de ese organismo. 

Por supuesto, como están las cosas en el actual Congreso, donde se niega el diálogo y el debate; donde se anulan y se reprimen las opiniones diferentes, es poco probable que haya habido discusión fundamentada para aprobar el despropósito de sacar la nómina de empleados del Organismo Legislativo de la plataforma informática llamada Guatenóminas, que funciona desde 2008, en el Ministerio de Finanzas Públicas. 

¿Qué pretendía ocultar el diputado sololateco? Para nadie es un secreto que las plazas en el gobierno, los otros organismos e instituciones del Estado, se ha convertido en el gran botín de los políticos que alcanzan el poder. Precisamente, el Congreso es una muestra vergonzosa del abuso de poder, donde los diputados, especialmente los que tienen el control político y administrativo se receten asesores, secretarios y hasta guardaespaldas. Además, esas decisiones están manchadas, en no pocos casos, por el nepotismo y la falta de aptitud de los contratos.

Para muestra, un botón. En 2018 un expresidente de ese organismo, Pedro Muadi, fue procesado y condenado por haber contratado personal pagado con fondos públicos, pero que en realidad servían en su empresa particular de seguridad. Esto ilustra el caso de las de las flamantes plazas “fantasmas”, porque la gente contratada, nunca llegar a trabajar, o cuando lo hace por algunos días o algunas horas, durante el mes, es solo para taparle el ojo al macho.

Cuando Rodríguez pidió a Finanzas Públicas eximir al Congreso de la obligación de enviar su nómina de personal, con nombre de puesto y salario, algo pretendía ocultar. No aparece razón fundada para hacer lo que hizo. Por esto, me genera sospecha de que Rodríguez habría hecho algunas maniobras a última hora, como subir salarios a sus amigotes, o trasladar de renglón presupuestario a los recomendados de sus amigos.

También me produce sospecha que la presidenta del Congreso, 2020, muy cercana al saliente, no estuviese enterada de la gestión de marras. Los medios de comunicación reflejaron esa supuesta ignorancia, no solo en su caso, sino en otros diputados oficialistas y aliados. Gracias a los medios independientes se destapó la olla, generando duras críticas de los diputados de oposición y dirigentes sociales, quienes declararon que darían la batalla legal para revertir la ingrata disposición de sacar al Congreso de la plataforma informática Guatenóminas.

Finalmente no hubo necesidad de recurrir a una batalla legal. La sesión donde se trató el asunto fue acalorada, con severas críticas para los directivos anteriores, quienes reaccionaron, pretendiendo defender lo indefendible. Como pocas veces, la oposición logró sensibilizar un poquito a los diputados de Giammattei y sus achichincles. Así se logró aprobar que el Congreso se mantendrá dentro del sistema de Guatenóminas.

Cuando el gobierno practica la transparencia y facilita información sobre la toma de decisiones públicas, fomenta la confianza con la ciudadanía. Cuando las instituciones públicas actúan con transparencia, rinden cuentas y promueven el buen gobierno y el buen vivir. La transparencia es también un mecanismo de gestión que ayuda a combatir la corrupción. Imagen tomada de Google.

Guatemala, 13 de Febrero de 2022.