La partidocracia
como fuente de la crisis constitucional
Ernesto Sitamul[1]
La
crisis actual en Guatemala, en parte, tiene sus orígenes en la lucha contra la
corrupción y la impunidad en los organismos del Estado, el Congreso, la
Presidencia y el sistema judicial, incluyendo el Ministerio Público y la Corte
de Constitucionalidad. En esta construcción irregular -y hasta mafiosa-, los
partidos han incubado desde sus orígenes los dos males cancerosos ya citados.
Aunque era un secreto voces, fue la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala -CICIG- la que destapó la podredumbre del financiamiento no público a los partidos, tanto para su creación, como para su funcionamiento.
Por lo anterior, los partidos desde hace rato se convirtieron en vehículos electoreros, con dueños o caciques y financistas, que solo miran el derecho de su nariz, sin importarles un bledo la educación política de sus afiliados y la formación de cuadros, y menos fomentar una cultura de respeto a la Constitución y las leyes. La degradación de los partidos ha llegado al extremo de unirse a fuerzas oscuras -crimen organizado- y autoritarias, para capturar el Estado, como estamos viendo en la actualidad, con la crisis por la judicialización de las elecciones generales 2023.
Los
alcances del manoseo judicial, encabezado por el Ministerio Público y algunos
jueces es de tal gravedad, que el presidente electo Bernardo Arévalo declaró en
conferencia de prensa -celebrada el 1 de septiembre- que existe una trama a
manera de GOLPE DE ESTADO, señalando puntualmente dos cuestiones:
1) que
ésta es obra macabra de la Fiscal
General y jefa del Ministerio, de algunos jueces y del Congreso de la
República, y
2)
llamó a organizaciones de sociedad civil, pueblos indígenas, a los jóvenes y a
las mujeres de vocación democrática a DEFENDER el sistema electoral y democrático,
para derrotar a los golpistas, que siguen sin entender el hartazgo del pueblo
en contra la corrupción y la impunidad, expresado rotunda y categóricamente en
las dos rondas electorales.
Habiéndose
demostrado con la CICIG que el pecado original del sistema de partidos
políticos es el financiamiento privado, ahora se entiende porqué la mayoría de
partidos están callados y por ello se vuelven cómplices o son parte del llamado
pacto de corruptos.
Vale recordar que estos políticos de pacotilla y sus partidos han filtrado las comisiones de postulación para escoger candidatos a magistrados del Organismo Judicial y la Corte de Constitucionalidad, que luego son designados por el Congreso, bajo una condición:
“Yo te elijo, tú me proteges”.
La
persecución e intimidación judicial desatada contra el Movimiento Semilla y el
presidente electo, también se ha extendido al Tribunal Supremo Electoral y los
miles de ciudadanos de los órganos temporales, quienes constituyen la garantía
primaria y fundamental de la pureza y certeza de la voluntad popular.
En el
Congreso, los diputados oficialistas y sus aliados, que tienen el control de
ese organismo, presurosos y “obedientes”, deciden sin discusión alguna,
suspender la bancada de Semilla, con base en la flamante e ilegal resolución
del juez 7º de lo penal. Nada de debido proceso, nada de discusión
parlamentaria, nada de escuchar a los afectados. Todo atropellado, desde lo
judicial y desde lo político.
Por
cierto, me parece un distractor la decisión del Ministerio Público de abrir
investigaciones en contra de seis partidos políticos, por diversas causas. Se
trata de Cambio, Viva, Winaq, Vos, que siguen vigentes, Mi Familia y Unión
Republicana, que desaparecen por no haber conseguido una curul, o no haber
obtenido el mínimo de 5% del total de votos válidos emitidos el 25 de junio.
Nuevamente
tenemos en Guatemala “tiempos recios”, como el contenido de la obra del mismo
nombre del escritor Mario Vargas Llosa. Tanto en la primavera democrática de
1945-54, como ahora, hay actores poderosos que todavía no saben que estamos en
pleno siglo 21, para seguir asustando a la ciudadanía con “el petate del
muerto”.
Cada
ciudadano puede ser algo por defender la democracia. Escribir un mensaje de
texto en las redes sociales, darle me gusta, comentar, republicar. También
enviar mensajes a los medios de comunicación, apoyar las protestas, participar,
si fuese posible.
Yo
defiendo los valores de la democracia. Por ello, me sumo a defender el triunfo
de la democracia guatemalteca, el pasado 20 de agosto. Imagen tomada de Google.
¡Que
florezca la segunda primavera democrática!
Jocotenango de la Asunción, 3 de septiembre de 2023.
[1]
La opinión del autor es a
título personal. Ernesto Sitamul ha trabajado en medios escritos, televisión y
radio. Es socio fundador de la Asociación IXIM, la que realiza acciones de
educación cívica para construir ciudadanía y contribuir al desarrollo local.