De política, violencia y educación cívica
Ernesto Sitamul
El Artículo 4 de la Constitución Política de la
República de Guatemala garantiza que todos los seres humanos son libres e
iguales en dignidad y derechos. Sin embargo, en la práctica cotidiana esa
garantía se pone en duda, por distintos factores, que limitan esos derechos a
más de la mitad de la población.
Para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la Asociación IXIM, en y con apoyo de la Asociación Los Patojos, llevó a cabo una conferencia, con la participación de Mariela Alejandra Ciudad Real, del Instituto Electoral del Tribunal Supremo Electoral (TSE) y Mariela Rodríguez, catedrática de la Universidad Mariano Gálvez. Coincidió este evento con la celebración del Festival de las flores en la ciudad de Antigua Guatemala (18 de noviembre de 2023).
Algunos apuntes tomados de las intervenciones del panel, así como de los asistentes, señalan la importancia de la participación política de la mujer, en distintos niveles y espacios públicos del Estado. La conferencista señaló que la educación cívica contribuye a empoderar a la ciudadanía, en el ejercicio de sus derechos; una tarea que lleva a cabo el Instituto Electoral, pero hace falta toma de conciencia para abrir más espacios u oportunidades de capacitación y formación en las instituciones públicas, como los institutos y colegios privados; incluso en las universidades, tanto la estatal, como en las privadas. Esta situación debe cambiar, desde el punto de vista político y social.
Al respecto, vale citar tres ejemplos, donde las mujeres hacen mayoría, de manera significativa, porque rebasan la mitad con respecto al número de hombres. Por un lado, está el Censo Nacional de Población y de Vivienda del año 2018; por otro, en el padrón electoral de las pasadas elecciones generales (2023), las mujeres representaban el 54 por ciento de la totalidad de empadronados, finalmente, las mujeres son mayoría entre los afiliados a los partidos políticos.
En opinión de Mariela Rodríguez, para fortalecer la educación cívica de las mujeres, los partidos políticos deben dedicar un porcentaje del financiamiento público, para estos fines. Aunque la Ley Electoral y de Partidos Políticos establece una cuarta parte de ese financiamiento para capacitación, no siempre se garantiza que ésta sea equitativa entre hombres y mujeres, lo cual también se contradice con los datos de afiliación partidaria por género, donde las féminas son mayoría. Otro aspecto limitativo a la participación de mujeres es los partidos, pues estos no están legalmente obligados a promover apropiadamente su participación en las listas de candidatos a cargos de elección popular.
Rodríguez puntualiza que la normativa electoral solo cita que los partidos podrán estimular la participación femenina. Sostiene que estos dos aspectos ameritan una reforma legal, para que no quede a voluntad de los dirigentes partidarios.
A propósito de reformas electorales, Mariela Ciudad Real comentó a los presentes
que después de las elecciones, el Tribunal Supremo Electoral convoca a diversos
sectores políticos, sociales y académicos, para integrar la Comisión de
Actualización y Modernización Electoral (Came), donde se examinan las experiencias
en la aplicación de la ley de la materia, para formular propuestas de modificación,
con las cuales los magistrados electorales pueden formular, si así lo considerar,
una iniciativa de reformas.
Educación cívica, cuesta arriba
El Instituto Electoral también ha dirigido actividades
de formación y capacitación ciudadana a la población joven, desde una perspectiva
de género, expuso Ciudad Real, quien puntualizó que este año (con motivo
de las elecciones generales), se trabajó con las responsables de las Direcciones
Municipales de la Mujer de todo el país, desde cada una de las cabeceras
departamentales, con el apoyo de la Secretaría Presidencial de la Mujer (Seprem).
Otras capacitaciones tuvieron lugar por medio de la Defensoría de la Mujer
Indígena (Demi). Asimismo, hubo acercamientos con la Asociación Nacional de
Municipalidades (Anam), las universidades privadas y centro educativos
capitalinos, pero hubo respuesta fue el silencio.
Lo anterior nos muestra una sociedad despolitizada, causada por diversos factores, lo que repercute en el poco o nulo interés por la educación cívica, impidiendo que muchos más ciudadanos (mujeres y hombres) conozcan sus derechos y deberes, puntualizó la conferencista.
Esta situación acarrea indirectamente limitaciones al
involucramiento de las mujeres en asuntos de interés público, constituyendo una
forma de violencia sutil, por exclusión, que suele avalarse con aquella
expresión de roles, en la que se define que los asuntos políticos son cosa de
hombres, mientras para las mujeres, los asuntos domésticos del hogar.
Pero no todo está perdido. En el foro, un docente de la
Asociación Los Patojos contó a la audiencia que en 2023, dicha institución
llevó a cabo un ejercicio cívico para elegir a sus representantes de aula, lo
cual sirvió para resaltar ante sus alumnos la importancia del proceso de
elecciones generales. A la vez, agregó: la Asociación Los Patojos valora la
educación cívica, y por ello estaría dispuesta a tomar actividades de formación
ciudadana, apoyando al Instituto Electoral y la Asociación IXIM.
Mis reflexiones
§
El
poco o nulo interés por la educación cívica es preocupante, si se quiere mejorar
el funcionamiento de la democracia. Por su naturaleza, este asunto lo debe
atender el sistema educativo, cerrando filas, en el caso, con los programas del
Instituto Electoral. Pero en la práctica eso no ocurre.
§
La despolitización
de la sociedad podría ser una estrategia de las élites gobernantes, para favorecer
el statu quo (todo está bien). Y también es inducida por las acciones de los
funcionarios públicos y dirigentes partidistas, quienes han desfigurado el
verdadero concepto de la función pública (servir al pueblo) y de la política,
por lo cual, ésta es percibida como algo pecaminoso, se asocia con la
corrupción y el abuso de poder.
§
La
violencia política también afecta el ánimo de participar en la vida pública. En
el caso de las mujeres, la violencia bloquea las expectativas de incrementar la
participación y mejorar la calidad de su desempeño. Total, el sistema imperante
se nutre de la falta de educación cívica. Imagen tomada de Google.
Jocotenango, 26 de noviembre de 2023.